Una de las razones por las que el interés del público por el tenis masculino ha decaído en los últimos años es que el estilo dominante en el circuito, basado en la fuerza, es esencial y carece de pretensiones. Observen a Agassi de cerca alguna vez... está asombrosamente ausente de delicadeza, con movimientos que se parecen más a los de un músico de heavy metal que a los de un atleta... a lo que se parece realmente un tenista de alto nivel es a una película de la antigua Unión Soviética sofocando una rebelión. Es asombroso, pero brutal, con un poder despiadado y sin rostro que lo hace curiosamente aburrido y vacío.