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  • Si te rindes y no te precipitas, sino que meditas en la Palabra de Dios, descubrirás que la oración se forma en tu corazón. Es una oración inspirada por el Espíritu Santo, una oración que Dios se complacerá en escuchar.

    John R. Rice (2000). “Prayer: Asking and Receiving”, p.262, Sword of the Lord Publishers