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Comemos pescado y patatas fritas, que W. y yo traemos de la tienda de la plaza del mercado de Settle. Entran unos chicos de la zona y charlan un rato con el freidor sobre si el cernícalo que hay bajo el mostrador está a la venta. Sólo cuando se lo comento a W., me explica que Kestrel es ahora una cerveza rubia. Imagino que el futuro va a contener un número creciente de incidentes como éste, que culminarán con un hombre de bata blanca diciéndole a uno amablemente: "Y ahora, ¿puede decirme el nombre del Primer Ministro?".