Autores:
  • La sociedad victoriana era homogénea sin estar homogeneizada. Era, parafraseando el epigrama sobre el Parlamento, una sociedad de excéntricos extremos que estaban tan de acuerdo que podían permitirse el lujo de discrepar.

    Kenneth Rexroth, Bradford Morrow (1989). “More Classics Revisited”, p.120, New Directions Publishing