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  • Agesilao quería mucho a sus hijos, y se cuenta que una vez, jugando con ellos, se subió a horcajadas en una caña como si fuera un caballo y cabalgó por la habitación; al ser visto por uno de sus amigos, le pidió que no hablara de ello hasta que tuviera hijos propios.

    Plutarch (1871). “Plutarch's Morals”, p.395