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  • Aunque un hombre tenga todas las demás perfecciones, y le falte discreción, no será de gran importancia en el mundo; pero si tiene este único talento en perfección, y sólo una parte común de los demás, podrá hacer lo que le plazca en su estación de la vida.

    Joseph Addison (1837). “The Works of Joseph Addison: The Spectator, no. 1-314”, p.329