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Como muchos hombres, nunca encuentro lo que busco, ni siquiera cuando lo miro. En un frigorífico, creo que la leche es invisible al ojo masculino. Y resulta que también lo son los grandes agujeros sucios de la valla.
Como muchos hombres, nunca encuentro lo que busco, ni siquiera cuando lo miro. En un frigorífico, creo que la leche es invisible al ojo masculino. Y resulta que también lo son los grandes agujeros sucios de la valla.