-
Siendo inescrutables los caminos de la Providencia, y no pudiendo ser escudriñada su justicia por el ojo superficial de la humanidad, ni contrarrestada por los mayores esfuerzos del poder o de la sabiduría humana, a lo que debemos aspirar es a la resignación, y hasta donde la fuerza de nuestra razón y religión puedan llevarnos, a una alegre aquiescencia con la Voluntad Divina.