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Que todos los gobernantes estén advertidos: No pueden ordenar a la gente que pague por el asesinato de bebés, y traicionar a Dios mismo, sin horribles consecuencias.
Que todos los gobernantes estén advertidos: No pueden ordenar a la gente que pague por el asesinato de bebés, y traicionar a Dios mismo, sin horribles consecuencias.