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Lo curioso era que Mike Fink no se consideraba un asesino. Consideraba la vida como una competición, y morir era lo que les ocurría a los que salían segundos, pero no era lo mismo que asesinar, era una lucha justa.
Lo curioso era que Mike Fink no se consideraba un asesino. Consideraba la vida como una competición, y morir era lo que les ocurría a los que salían segundos, pero no era lo mismo que asesinar, era una lucha justa.