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  • Estoy lavado, estoy perdonado, estoy entero y estoy curado. Estoy limpio y estoy en la gloria. No soy más que un peregrino en la tierra. No soy más que un peregrino en este planeta, en mi camino hacia la perfección, y no necesito que nadie me diga quién soy, porque yo sé quién soy. Soy un hijo del Rey, un hijo (o hija) de Dios, nacido de nuevo por Jesucristo, comprado con el precio de Su sangre. Soy una nueva creación, totalmente nuevo, completamente amado y completamente aceptado como hijo de mi Padre, precioso a Sus ojos.