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  • Demasiados médicos -muchos de ellos excelentes- se suicidan cada año; un estudio reciente concluía que, hasta hace muy poco, Estados Unidos perdía anualmente el equivalente a una clase de medicina de tamaño medio sólo por suicidio. La mayoría de los suicidios de médicos se deben a depresión o enfermedad maníaco-depresiva, ambas eminentemente tratables. Desgraciadamente, los médicos no sólo padecen un mayor índice de trastornos del estado de ánimo que la población general, sino que también tienen un mayor acceso a medios de suicidio muy eficaces.

    Kay Redfield Jamison (2014). “An Unquiet Mind: A memoir of moods and madness”, p.127, Pan Macmillan