-
No hay nada que desperdicie el cuerpo como la preocupación, y alguien que tenga fe en Dios debería avergonzarse de preocuparse por cualquier cosa.
No hay nada que desperdicie el cuerpo como la preocupación, y alguien que tenga fe en Dios debería avergonzarse de preocuparse por cualquier cosa.