Los espacios naturales no son sólo un refugio para plantas y animales autóctonos, sino también un refugio de la sociedad. Es un lugar al que ir para oír el viento y poco más, ver las estrellas y las galaxias, oler los pinos, sentir el agua fría, tocar el cielo y el suelo al mismo tiempo, escuchar a los coyotes, comer la nieve fresca, caminar por las arenas del desierto y darse cuenta de por qué es bueno salir de la ciudad y los suburbios. Afortunadamente, hay espacios naturales justo fuera de los límites de las ciudades y los suburbios en la mayor parte de Estados Unidos, sobre todo en el Oeste.