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  • Es cierto que en la medida en que la riqueza da tiempo para fines ideales y ejercicio a energías ideales, la riqueza es mejor que la pobreza y debe ser elegida. Pero la riqueza hace esto sólo en una parte de los casos reales. Por lo demás, el deseo de ganar riqueza y el miedo a perderla son nuestros principales criadores de cobardía y propagadores de corrupción. Debe de haber miles de coyunturas en las que un hombre atado por la riqueza debe ser un esclavo, mientras que un hombre para quien la pobreza no tiene terrores se convierte en un hombre libre.

    William James (2013). “The Varieties of Religious Experience”, p.368, Courier Corporation