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La generalidad de los hombres son naturalmente propensos a dejarse llevar por el miedo más que por la reverencia, y a abstenerse del mal más por el castigo que acarrea que por su propia inmundicia.
La generalidad de los hombres son naturalmente propensos a dejarse llevar por el miedo más que por la reverencia, y a abstenerse del mal más por el castigo que acarrea que por su propia inmundicia.