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  • Si alguna vez te encuentras con una arboleda de árboles centenarios que han crecido hasta una altura excepcional, impidiendo la visión del cielo por un velo de ramas entrelazadas y plisadas, entonces la altivez del bosque, el aislamiento del lugar y tu maravilla ante la espesa sombra ininterrumpida en medio de los espacios abiertos, te demostrarán la presencia de la deidad.