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  • A veces lo único que me salva es estar dispuesto a cometer errores. Hay proyectos que me parecen tan hermosos, importantes, complicados o simplemente grandes que me convencen de mi propia incapacidad. Este horrible estado de reverencia conduce a una paralización cerebral. En momentos así, la única salida es decidir: "Al diablo. No puedo hacerlo bien, así que lo haré mal. No puedo hacerlo bien, pero puedo hacerlo mal'. A veces, con suerte, mientras estoy sudando para hacerlo mal, tropiezo con un camino correcto.