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  • La Creación fue dada a los hombres como una ventana limpia a través de la cual la luz de Dios podía brillar en el alma de las personas. El sol y la luna, la noche y el día, la lluvia, el mar, las cosechas, el árbol en flor, todas estas cosas eran transparentes. No hablaban a la gente de sí mismas, sino sólo de Aquel que las había creado. La naturaleza era simbólica. Pero la progresiva degradación de los seres humanos les alejó cada vez más de esta verdad. La naturaleza se volvió opaca.