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  • Es mi esperanza y aspiración navideña, conmovedora y mundial, que todos nosotros, los encumbrados, los humildes, los ricos, los pobres, los admirados, los despreciados, los amados, los odiados, los civilizados, los salvajes (cada hombre y hermano de todos nosotros a lo largo y ancho de la tierra), podamos finalmente reunirnos en un cielo de eterno descanso, paz y dicha, excepto el inventor del teléfono.