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Cuando un hombre es justo y firme en su propósito,
Los ciudadanos ardiendo en deseos de aprobar un agravio
O las miradas ceñudas de un tirano
No sacuden su mente fija, ni el Viento del Sur.
Salvaje señor del inquieto Adriático,
ni el trueno en la poderosa mano de Jove:
Si los cielos se agrietan y se derrumban,
como las ruinas lo aplastaran, no temería.