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  • Trevor se dio cuenta de que lo raro del inglés es que, por mucho que estropees las secuencias de palabras, entendiste, aún así, como Yoda, will be. Otros idiomas no funcionan así. ¿El francés? Dieu. Equivocas una sola le o la y una idea se vaporiza en una bocanada sónica. El inglés es flexible: puedes meterlo en un Cuisinart durante una hora, sacarlo, y el significado seguirá emergiendo.

    Douglas Coupland (2009). “Generation A: A Novel”, p.231, Simon and Schuster