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  • A menudo se confunde el respeto por uno mismo con la arrogancia, cuando en realidad es todo lo contrario. Cuando somos capaces de reconocer con neutralidad tanto nuestras buenas cualidades como nuestros defectos, podemos empezar a apreciarnos a nosotros mismos como lo haríamos con un amigo querido y experimentar el confortable resplandor interior del respeto. Para emprender el viaje hacia nuestro pleno potencial, debemos convertirnos en nuestro propio maestro y entrenador. Espoleándonos para convertirnos en mejores seres humanos, desarrollaremos una verdadera estima por nosotros mismos y nuestra vida se volverá sagrada.