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Una pequeña nación, enfrentada a la negación de su soberanía -de hecho, de su propia existencia- nos recordó que el precio de la libertad es alto, pero nunca tan caro como la pérdida de la libertad.
Una pequeña nación, enfrentada a la negación de su soberanía -de hecho, de su propia existencia- nos recordó que el precio de la libertad es alto, pero nunca tan caro como la pérdida de la libertad.