Autores:
  • Al exhalar este aire, anunciamos a Jesucristo resucitado por el mismo Espíritu. Nadie puede vivir sin respirar. Lo mismo ocurre con el cristiano: sin alabanza y misión no hay vida cristiana. Y con la alabanza, la adoración. Rara vez hablamos de adoración. ¿Qué hacemos cuando rezamos? Pedimos cosas a Dios, damos gracias. Pero adorar y venerar a Dios forma parte de la respiración: alabanza y adoración.