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  • Si quieres tener un día no milagroso, te sugiero que el periódico y la cafeína formen el núcleo de tu régimen matutino. Escuche las noticias de la mañana mientras se ducha, lea los titulares al salir por la puerta, asegúrese de estar al tanto de todo: las guerras, la economía, los cotilleos, los desastres naturales. . . Pero si quieres que el día que tienes por delante esté lleno de milagros, dedica un rato cada mañana a estar con Dios.

    Marianne Williamson (2004). “Everyday Grace: Having Hope, Finding Forgiveness, and Making Miracles”, p.60, Penguin