Una de las principales preocupaciones de George Washington era asegurarse de que sus soldados tuvieran un suministro adecuado de carne: Una parte del ejército ha estado una semana sin ningún tipo de carne, y el resto tres o cuatro días. Desnudos y hambrientos como están, no podemos dejar de admirar la incomparable paciencia y fidelidad de los soldados, que no han sido excitados antes de esto por su sufrimiento a un motín general y a la dispersión.