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Hace poco discutí con un hombre inteligente y bien dispuesto sobre la amenaza de otra guerra, que en mi opinión pondría seriamente en peligro la existencia de la humanidad, y señalé que sólo una organización supranacional ofrecería protección contra ese peligro. Entonces mi visitante, con mucha calma y frialdad, me dijo: "¿Por qué se opone usted tan profundamente a la desaparición de la raza humana?".