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  • Damos por sentadas muchas cosas en nuestras vidas, como la gravedad, el aire, la luz del día y el tiempo. Sin embargo, el tiempo es uno de los dones más preciados de Dios. Es el recurso no renovable más importante de que disponemos. Cada día que pasa nos queda menos. Cuando Dios nos dio este don, quiso que lo utilizáramos con cuidado, de forma intencionada, sabia y productiva.

    Tommy Barnett (2013). "El poder de media hora: recupera tu vida treinta minutos cada vez", p.21, WaterBrook.