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  • La casa de un albanés es la morada de Dios y del huésped'. De Dios y del huésped, ya ves. Así que antes de ser la casa de su amo, es la casa de su huésped. El huésped, en la vida de un albanés, representa la categoría ética suprema, más importante que los parientes consanguíneos. Uno puede perdonar al hombre que derrama la sangre de su padre o de su hijo, pero nunca la sangre de un invitado.