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  • Se preguntaba cómo había podido pensar en los planetas, incluso en la Tierra, como islas de vida y realidad flotando en un vacío mortal. Ahora, con una certeza que nunca le abandonó, veía los planetas como meros agujeros o huecos en el cielo viviente, desechos excluidos y rechazados de materia pesada y aire turbio, formados no por adición, sino por sustracción, de la luminosidad circundante.