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  • La Primera Enmienda parece más un sueño que una ley, y ninguna otra nación, que yo sepa, ha estado tan loca como para incluir semejante sueño entre sus documentos legales fundamentales. La defiendo porque ha tenido tanto éxito durante dos siglos a la hora de preservar nuestra libertad y aumentar nuestra vitalidad, sabiendo que todos los argumentos en su apoyo sonarán seguramente absurdos.