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  • Se subraya el vínculo inquebrantable entre el amor a Dios y el amor al prójimo. Uno está tan estrechamente ligado al otro que decir que amamos a Dios se convierte en una mentira si nos cerramos al prójimo o lo odiamos por completo. Las palabras de San Juan deben interpretarse más bien en el sentido de que el amor al prójimo es un camino que conduce al encuentro con Dios, y que cerrar los ojos al prójimo nos ciega también a Dios.