-
Levántate, alma mía, y repasa tus obras que te han precedido. Examínalas con atención, y derrama la lluvia de tus lágrimas, declarando abiertamente a Cristo tus pensamientos y tus obras, para que seas justificado.
Levántate, alma mía, y repasa tus obras que te han precedido. Examínalas con atención, y derrama la lluvia de tus lágrimas, declarando abiertamente a Cristo tus pensamientos y tus obras, para que seas justificado.