Creemos que la posibilidad del futuro supera con creces la realización del pasado. Repasamos el pasado con el sentido común, pero anticipamos el futuro con sentidos trascendentales. En nuestros momentos de mayor cordura nos encontramos naturalmente esperando o preparados para cambios mucho mayores que cualquiera de los que hemos experimentado dentro del período de la memoria nítida, sólo para ser paralelos a experiencias que se olvidan.