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  • La fe no es un instinto. Desde luego, no es un sentimiento: los sentimientos no sirven de mucho cuando uno está en el foso de los leones o colgado de una cruz de madera. La fe no se deduce del funcionamiento feliz de las cosas. Es un acto de voluntad, una elección, basada en la Palabra inquebrantable de un Dios que no puede mentir, y que nos mostró lo que significan el amor, la obediencia y el sacrificio en la persona de Jesucristo.