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  • La superficie de la Tierra es la orilla del océano cósmico. De él hemos aprendido la mayor parte de lo que sabemos. Recientemente, nos hemos adentrado un poco en el mar, lo suficiente para mojarnos los dedos de los pies o, como mucho, los tobillos. El agua parece tentadora. El océano llama.

    Carl Sagan (2011). “Cosmos”, p.26, Ballantine Books