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  • Sé un optimista equilibrado. Nadie está sugiriendo que te conviertas en un Pollyanna inconsciente, fingiendo que nada malo puede suceder o sucederá jamás. Hacerlo puede llevarte a tomar malas decisiones e invitar a la gente a aprovecharse de ti. En lugar de eso, sé un optimista racional que acepte lo bueno y lo malo, con la esperanza de que lo bueno acabe pesando más que lo malo, y sabiendo que siendo pesimista sobre todo no se consigue nada. Prepárate para lo peor pero espera lo mejor: lo primero te hace sensato y lo segundo te convierte en optimista.