-
Lo que hicimos en los años sesenta y principios de los setenta fue concienciar a la América blanca de que este gobierno tiene una responsabilidad con los pueblos indios. Que existen tratados; que los libros de texto de todas las escuelas de Estados Unidos tienen la responsabilidad de decir la verdad. Se extendió por toda América la conciencia de que si los nativos americanos tenían que recurrir a las armas en Wounded Knee, es que realmente algo iba mal. Y los estadounidenses se dieron cuenta de que los nativos siguen aquí, que tienen una posición moral, una posición legal. A partir de ahí, nuestra propia gente empezó a sentir el orgullo.