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  • No hay pruebas de la existencia de un dios, ni una definición coherente de dios, ni buenos argumentos a favor de un dios, ni buenos argumentos positivos en contra de un dios, ni acuerdo entre los creyentes sobre la naturaleza o los principios morales de un dios, ni necesidad de un dios. Podemos vivir vidas felices, morales y productivas sin esa creencia, y podemos hacerlo mejor.