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  • En todo hombre hay un niño oculto que se llama impulso de crear y prefiere como cosas de juego y serias no los barcos en miniatura, recreados con el más mínimo detalle, sino la cáscara de nuez con una pluma de ave como mástil y vela y un guijarro como capitán. También quiere poder participar y co-crear en el arte, en lugar de ser un simple espectador admirador. Porque este "niño en el hombre" es el creador inmortal que lleva dentro.