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  • No puedo concebir un Dios que premie y castigue a sus criaturas, o que tenga una voluntad del tipo que experimentamos en nosotros mismos. Tampoco puedo ni quiero concebir un individuo que sobreviva a su muerte física; que las almas débiles, por miedo o por egoísmo absurdo, abriguen tales pensamientos. Me conformo con el misterio de la eternidad de la vida y con el conocimiento y atisbo de la maravillosa estructura del mundo existente, junto con el devoto esfuerzo por comprender una porción, por ínfima que sea, de la Razón que se manifiesta en la naturaleza.

    Albert Einstein (2010). “Ideas And Opinions”, p.11, Broadway Books