Así es Delhi. Cuando la vida te supera, lo único que tienes que hacer es pasar una hora en Nigambodh Ghat, ver cómo prenden fuego a los muertos y oír a sus familiares llorar por ellos. Luego vuelve a casa y tómate un par de tragos de whisky. En Delhi, la muerte y la bebida hacen que merezca la pena vivir.