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  • Para Epictetus, todos los acontecimientos externos están determinados por el destino y, por tanto, escapan a nuestro control, pero podemos aceptar lo que ocurra con calma y desapasionadamente. El individuo, sin embargo, es responsable de sus propios actos, que puede examinar y controlar mediante una autodisciplina rigurosa. El sufrimiento surge de intentar controlar lo incontrolable o de descuidar lo que está en nuestra mano. Como parte de la ciudad universal que es el universo, el ser humano tiene el deber de cuidar de todos sus semejantes. La persona que siguiera estos preceptos alcanzaría la felicidad.