Autores:
  • Bastián había subido a una duna de arena rojo púrpura y a su alrededor no veía más que una colina tras otra de todos los colores imaginables. Cada colina revelaba un tono o matiz que no se daba en ninguna otra. La más cercana era azul cobalto, otra amarillo azafrán, luego rojo carmesí, añil, verde manzana, azul cielo, naranja, melocotón, malva, azul turquesa, lila, verde musgo, rojo rubí, ámbar quemado, amarillo indio, bermellón, lapislázuli, y así de horizonte a horizonte. Y entre la colina, separando color de color, fluían arroyos de arena dorada y plateada.