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  • La falta de dinero y la angustia de un ladrón nunca pueden alegarse como la causa de que robe, pues muchas personas honradas soportan mayores penurias con entereza. Por lo tanto, debemos buscar la causa en otra parte que no sea la falta de dinero, porque ésa es la pasión del avaro, no la del ladrón.

    William Blake (1977). "The Portable William Blake", p.135, Penguin