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Los únicos principios de conducta pública dignos de un caballero o de un hombre son sacrificar el patrimonio, la comodidad, la salud y el aplauso, e incluso la vida, a las sagradas llamadas de su país.
Los únicos principios de conducta pública dignos de un caballero o de un hombre son sacrificar el patrimonio, la comodidad, la salud y el aplauso, e incluso la vida, a las sagradas llamadas de su país.