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No es el poder lo que corrompe, sino el miedo. El miedo a perder el poder corrompe a quienes lo ejercen y el miedo al azote del poder corrompe a quienes están sometidos a él.
No es el poder lo que corrompe, sino el miedo. El miedo a perder el poder corrompe a quienes lo ejercen y el miedo al azote del poder corrompe a quienes están sometidos a él.