Autores:
  • Hay un principio de los asuntos humanos que se remonta milenios atrás, y es que uno no se mira en el espejo. Este principio se remonta a la Biblia. A los intelectuales designados de aquella época se les llama profetas, que es una mala traducción de una palabra hebrea, pero básicamente eran intelectuales, que hacían análisis geopolíticos, criticaban la práctica moral del liderazgo, etc. Ahora bien, a estas personas no se les trataba muy bien. Había otros intelectuales a los que se trataba bien, a saber, los que siglos más tarde pasaron a llamarse falsos profetas. Eran los aduladores de la corte.

    Fuente: www.madre.org