Autores:
  • Tuve que pagar una cantidad increíble para asegurarlo y, tras un par de semanas conduciéndolo, me di cuenta de que no era mi estilo. No soy una ostentosa ni mucho menos, pero un Ferrari rojo brillante atrae todas las miradas y yo lo odiaba. Además, era increíblemente poco práctico, sobre todo a la hora de encontrar sitio para un amigo o para mi bolsa de tenis, así que decidí venderlo al cabo de unos meses.

    Fuente: www.telegraph.co.uk